martes, 3 de noviembre de 2009

Los Berberechos



Combarro: Pueblo de marineros y de marisco.

Las playas de Combarro siempre fueron muy buenas para criar marisco. Berberecho, navaja y almeja. (Fina y babosa)
De Combarro hasta la costa de Campelo, la playa es baja y llana. Muy especial para el berberecho. Al bajar la marea queda en seco un espacio enorme, desde la propia costa. Pues dicho espacio de playa, era antaño recubierta por berberecho. Éste solía ser tan abundante que en ocasiones era molesto caminar descalzo. Cosa que, por otro lado; los jóvenes lo hacíamos a diario.
En la década de los años sesenta, recuerdo que fueron años de gran riqueza de berberecho en toda la playa.
Las gentes esperaban que llegase el día primero de octubre para que dejasen recoger dicho bivalvo.
Todas las familias del pueblo se preparan con rastros, rastrillos y chalanas (barcas de eslora inferior a cinco metros) para dedicarse al marisco durante el tiempo que duraba la abundancia.
La ganancia era única. Con ella, las gentes solían comprar ropas y muebles para sus casas. Normalmente, se esperaba a esa avalancha para hacerse con dichos inmuebles.
Quizás fueran las mujeres, las más atrevidas en aquella faena de labranza. Llenaban sacos y sacos de esparto, con los bivalvos, que iban dejando en la arena, de pie, en grupos de familias, para que no se las confundan con otras, durante el tiempo que duraba la bajamar.
Sabemos que cuando la marea esta baja, finalmente descasa sobre cuarenta minutos sin moverse. Luego empieza a subir ligeramente que ya no da tiempo para seguir rastrillando la arena.
Es en esos momentos cuando entra la desesperación en aquellas valientes mujeres que, cargando aquellos sacos de cincuenta kilos en sus espaldas, corren hasta donde están los compradores para vender su trabajo.
Allí, los compradores forman un monte en el suelo o vendiendo en el camión. En el caso del camión, una persona de cada grupo debe subir a su base para llenar las medidas del cajón que dispone. Medida de cincuenta kilos. Pero la realidad es que; de esos kilos van muchos más por fuera de la línea del cajón, para poder aceptar el comprador dicha medida. (Ganancia para este).
Dicho marisco, iba para las fábricas de Covelo (Poyo) y también para Villagarcia.
Era tan sabroso y limpio, que casi todos solíamos comerlos en cualquier momento de descanso, en la faena.
A raíz de haberse construido el muelle de Chousa, las corrientes fueron arrastrando la fina arena de toda la playa y con ella también el desove que iba formando aquel vergel cada año.
Hoy afectado por las malas aguas que el mar transporta por toda la ría, es casi nula la recuperación del berberecho en la zona.
La nostalgia nos queda a los que vivimos aquel mundo en años pasados, donde todas las gentes de pueblos y aldeas limítrofes, no se perdían esa cosecha tan deseada en ese día uno del mes de octubre de cada año.
En esos días, todos comíamos berberechos; crudos, cocidos o asados.

miércoles, 10 de junio de 2009

REDES DE XEITO


Redes de Xeito en el momento de ser recogidas del mar. El enmalle se entiende
por “chousa o lasa”: se mide en 20cm los nudos que entra.

El arte de Xeito, es bastante antiguo en Galicia. Se dice que era Noia el puerto más importante de este oficio en el siglo XV.

Cuando hablamos de redes de Xeito, nos referimos una modalidad de arte con la que se pesca algunas variedades de peces pero, principalmente es para la sardina.

En todas las rías de Galicia, era muy apreciada esta red hasta finales de los años 70, pues por causa del bajón de sardina en la costa se olvidó este oficio para trabajar otros, tal como vetas y miños.

La época más importante de esta pesca en las rías bajas fue en los años 60. Siendo el puerto de Marín donde abundaban más barcos con esa modalidad.

El puerto de Combarro siempre destacó en el oficio de xeito, pero menos que Marín. Los demás puertos de la ría de Pontevedra apenas tenían barcos para esa pesca, siendo en Sanxenxo y Portonovo donde solía haber alguno.


En Marín, era la familia de evangelistas los grandes expertos en la pesca de xeito, donde en el año de 1955 disponían de más de cuarenta embarcaciones a remo y vela, que, recorrían toda la ría para pescar sardina.

Los primeros barcos con motor que se vieron en la ría eran de ellos, pero llegado a 1960, la casa Pazó de Pontevedra llenaría de motores a todos los barcos xeiteros.

La mayo parte de las traineras fueron adaptadas para llevar abordo el motor Pazó de doce cv. Pasado unos años se empezó ver algunos barcos nuevos construidos en la ría de Vigo (Moaña y Meira) con motores más modernos en dichos xeiteros. Este tipo de barco; se trata de una lancha de seis a diez metros de eslora, con el motor intra borda y, más de la mitad de la cubierta libre para la faena de desmalle.


Hasta la época de la red de Nylon, en el año 1966, las redes eran de hilo de algodón. Los armadores de Combarro solían comprar las piezas en Marín o Pontevedra. Estas eran de cien metros de largo y quinientas mallas de alto. Solían venir de Barcelona de las fabricas de Hilaturas y también de Goliat. Aunque estas últimas eran más desestimadas por ser algo más grueso su hilo.

La ventaja de la red a la hora de pescar está en su hilo fino, esto hace que hoy en día al ser de Nylon la pesca se multiplicó por diez con relación a las redes de antes.

Cuando las redes eran de algodón se compraban en blanco, esto requería unos encasques de corteza de pino o roble que, hervido en una caldera de cobre formaba un tinte castaño negro, donde mojando y secando durante siete veces se conseguía “curar” las piezas para que aguantasen la vida de, horas en el agua.

Resultaba muy complicado dicho encasque, puesto que, sus primeras manos del tinte era muy delicado. Un simple fallo en su tratamiento podía descomponer el algodón, dando por perdida la red. En 1960 una pieza lista en blanco costaba sobre tres mil pesetas.

El paño se compra sólo y a continuación, se tiene que montar las trallas y cadenetas que van por el orillo de la pieza.

Por un lado lleva los corchos, a través de la tralla en la cadeneta de cinco mallas, de una medida aproximada de 5/20. Los corchos de un diámetro no superior a diez cm, van separados a lo largo de la tralla en ocho mallas o cuarenta centímetros.

El plomo va montado en la tralla a una distancia de 25 cm, equilibrando su peso, pues éste está calculado entre 20 a 26 Kg. por pieza.

Es muy importante el montaje del plomo y el corcho por una razón de equilibrio de la propia red. En el agua, su forma de pescar es a la deriva, suspendida por boyas”boureles” que atados por lienzas al corcho, con una distancia no superior a dos brazas, se aguantan suspendidas para que la sardina en el momento de su caminar embista y se quede en la malla. Si el equilibrio de corcho y plomo no es el adecuado, la malla queda en el agua deformada “cerrada” y al pez le resulta más difícil quedar enganchado a la red.

Las contrariedades de esta arte son varias, pero quizás las más significativas son las corrientes. Éstas suelen ser fuertes dentro de las rías y al estar “algarete” redes, suelen desplazarse demasiado de donde se habían largado, resultando la pesca minina. La segunda contrariedad son los Arroaces; una variedad de delfín que ataca muy vorazmente a las redes del xeito cuando en ellas se encuentra sardina mallada.Y la tercera contrariedad son los buques, cuando navegan y pasan por encima de la red. Suelen destrozar varias piezas con las hélices.

Una “caséa” se compone de 5 a 8 piezas, unidas por “mestas” en sus “cabezas” a través de “ matafións” anudados.Cuando la red está larga a pescar, en un extremo lleva una boya con un ramo (hoy una luz).El otro extremo debe estar sujeto al barco por un cabo( hoy apenas se hace).

Las sardinas son sacadas de la red, una por una, procurando no estropearlas, luego se pasan a cajas de plástico para su venta en lonja. La sardina pescada, cuanto más hacia el interior de la ría, es más sabrosa su carne, por lo cual, era Combarro puerto famoso por ser su ensenada (Lodo) especial para la sardina principalmente en verano.De la grasa que se obtenía de la sardina “poniéndola al sol” se solía sacar el aceite de saín( usado para pinturas y como aceite para la madera).

Hoy aún sigo pensando que las sardinas del “Lodo” siguen siendo las mejores de Galicia.

lunes, 18 de mayo de 2009

Los Arencados



Combarro pueblo de pescadores. Desde su formación como tal se sabe que siempre fue un pueblo de gente de mar. Tanto de hombres pescadores como navegantes, puesto que, sabemos que en el año 1630 unos navegantes que regresaron de barcos portugueses, trajeron la peste a Combarro y el Grove, causando un gran desastre de mortandad entre sus gentes.
Se cree que en el año 400 ya era un pequeño pueblo, puesto que en el 700 ya hay datos de sus gentes como marineros pescadores.
En el año 1100 Combarro se conocía como un buen puerto, pero serían en los años de 1450 cuando aparecen documentos de disputa con el puerto de Pontevedra, por las ventas y arencados de la sardina que pescaban en la ría.
El volumen de pesca en Combarro era enorme, comparándolo con los demás puertos de entonces: Portonovo, Bueu, Marín, La Moureira y Raxó.
De los 170 millones de cientos de sardina que se pescaba en un año, setenta eran de Combarro. ( La sardina hasta el año 1963 se vendía por docena )

Para competir con el puerto de Pontevedra sobre los salazones y arencados que mandaban a diario a otras regiones de España e Italia, Combarro tenía que prepararse para ese menester y entonces deciden, que lo mejor, es hacer en las casas los propios arencados de sardina que los galeones pescaban con las artes del “xeito” y “cercos”.

El salazón más importante era el de la zona de la Gurita, hoy es un hermoso restaurante de nombre Peirao de Rial.
Entre los muchos bajos de las casas de la zona del Mar, destaca el de una casa en la playa de la Rúa. Esta casa, tiene una localización privilegiada por ser la única que está encima de la playa. Creo que fue la primera que se construyó a donde llegaba el mar con marea llena.
Los propietarios de esta casa se fueron para Buenos Aires en el año 1932. En una escritura antigua que encuentran los propietarios actuales, observan que esta casa tenía un valor de siete pesetas, cinco de plata y dos de papel.
En 1950 era la escuela de los hombres y estaba dividida en dos zonas; la mitad hacia el balcón estaba ocupada por niños de ocho a once años , y la otra mitad era para niños de hasta catorce o quince años que terminaban los estudios.

Hace dos años los nuevos propietarios reparan la casa , y entonces aprovechando esa oportunidad fotografío la bodega donde se sabe que era el sitio de hacer el salazón. Allí aun se veía restos de caños de piedra y formas de haber trabajado el pescado.
Según sé de comentarios de los hombres mayores del pueblo. Esa casa era la más importante porque estaba en un sitio estratégico para realizar los arencados. Los barcos cargados de sardina varaban a su lado y las mujeres eran las encargadas de elaborar el pescado en la misma arena, facilitando de esa forma un espacio de elaboración donde trabajaban muchas mujeres del pueblo. En el mismo mar lavaban y preparaban los cestos de sardina para luego vender por el pueblo y alrededores, llegando hasta la zona del Salnés.
En algunas casas de la calle del Mar cuando sus propietarios ,hace unos años, deciden renovarlas, descubren zonas de trabajo de salazón o pozos, en la misma piedra del suelo.

martes, 21 de abril de 2009

Los Bacaladeros de la PYSBE


Galicia tierra de marineros,de hoy y de siempre. Este sería un buen título para definir la vida de los hombres más duros del mar.
En la década de 1942, los hombres de mar, deseosos de ganar más dinero en los barcos del bacalao
deciden embarcar en barcos que se dedican a dicho oficio.
A sabiendas de la vida dura de Terranova, faenando abordo de algunos barcos de madera que no superaban los veintidos metros de eslora(como por ejemplo; el Mar del Norte) buques con un motor de trescientos cv, que salían del puerto de La Coruña y de Pasajes en busca del preciado péz,
sin miedo a enfrentarse a las grandes olas que los temporales cruzaban las latitudes de Terranova.
Algunos hombres del Ayuntamiento de Poyo, decidían hacerlo valiendose de la ilución de ganarse un dinero para mejorar sus vidas y las de sus familias.
Entre el pueblo de Campelo y Combarro, eran más de cuarenta hombres los que salían de sus casas el dos de enero para enrolarse. Durante seis meses el barco era su hogar.

Sería en el puerto de Pasajes cuando Pysbe se funda en el año 1926. Nacía la gran industria bacaladera,donde llegó a haber más de cuarenta parejas, o, lo que es lo mismo, ochenta barcos.
Pysbe en 1945 se va para Ferrol- La Coruña.
Los hombres de Combarro en el año 1946 todos eran marineros de oficio, pues sólo había un carretero y un carpintero que no salían a pescar.

Los hombres buscaban barcos mejores y de mayor cabotaje, no les importaba salir más lejos, lo importante era pescar para llenar las bodegas y regresar a España lo antes poxible.
La Pysbe,compañia naviera de La Coruña, había construido unos grandes buques que se conocían como Bacaleros, en ellos, cuarenta hombres trabajando al intemperie en su cubierta, elaboran el pesacdo que recogen en sus redes.
Estos buques que superaban más de cuarenta metros de eslora, eran verdaderas factorías humanas,donde los hombres,cuando abundaba las pesca,solían estar veinticuatro horas sin dormir y trabajando continuamente. Muchas veces al amanecer, lo primero que debían hacer era sacar las escarchas de hielo que recubría la cubierta y los estais de los palos.
Era esa dura lucha del hombre contra las tormentas marinas,donde abundaban las desgracias. Se recompensaba cuando al llegar de la marea cobraban ochocientas pesetas, que habían ganado en los seis meses.

Aun que venían cansados de trabajar, a los cuatro días de estar en casa, algunos ya solían embarcarse en los barcos del puerto que salían a pescar sardina por la ría.
Lo más hermoso que recuerdo de aquellos valientes marinos, era que, cuando llegaban de la pesca solían traer se san Juan de Terranova unas buenas botas de caña alta de color blancas de la marca flecha, donde se lucían poniendolas cunado salían a pescar en los barcos de Combarro,a ello, les seguía el orgullo de fumar tabaco Player o Esport, que dejaba un aroma muy bueno cuando pasaban caminando por la calle o en el muelle. Algunas veces los chavales les pedíamos un cigarrillo para saborear aquel humo que, marcaba una modernidad que estaba llegando a las futuras generaciones de jóvenes marineros.
En el año hacían dos campañas, pero entendían que la del invierno era considerada como muy mala, a causa de los temporales que cruzaban los mares de Terranova y san Pier de Miquelón. Para algunas familias de Combarro esa vida les dejó marcadas a causa de la pérdida de los hombres que al morir en la mar eran enterrados en san Juan o san Pier.

Las primeras casas que se empiezan a renovar en Combarro eran las de aquellas familias de marineros que se enccontraban en esos buques de pesca.
En 1960 ya ganaban en la marea tres mil pesetas, pero creyendo que era mejor en las parejas de Pasajes, la mayoría de los hombres del pueblo se marcharon para embarcarse allí. En esos años fué la gran avalancha de Pasajes, donde se dice que llegó a haber más de 3000 marineros enrolados.
Al regreso de la campaña solían venir en taxi,donde traían un saco de cabezas de bacalao saladas cada hombre para venderlas y también comerlas en sus casas.
En 1942 en La Coruña se funda Pebsa, y Copiba en Vigo.
Copiba, años más tarde la compraría Pescanova,donde formaría su cede y base principal para la pesca de merluza en Sur Äfrica.
En 1965 se hace famosa la pesca de la merluza y los marineros de Combarro enterados de que en el sur el tiempo es más estable, deciden embarcarse en Pescanova y otros, para seguir su vida marina hasta el día de poder dejar la navegación.

lunes, 13 de abril de 2009

As insuelas: Combarro


AÑOS DE HAMBRE:


A principios del siglo veinte, los habitantes del pueblo de Combarro se encontraron en su vida cotidiana con una gran escasez de medios para subsistir a los años más duros de la hambruna, que asolaba también al resto de Europa debido a las guerras.

hogares para comer, solos o con arroz. Eran las mujeres las que más se dedicaban a ese trabajo recorriendo todas las piedras en las que sabían que abundaba el bivalvo.


En 1912 el gobierno de Pontevedra, crea una escollera a lo largo de la ría de Pontevedra desde el puente de la Barca hasta la playa de la Cabecera, terminando en dos postillones con balizas fijas. A raíz de hacer las dos escolleras los vecinos de Combarro descubren que en dichas piedras el mejillón es abundante y muy bueno, lo que les lleva a dedicarse a su extracción durante muchos años.

Es precisamente en el año 1941 cuando es tanta la gente que va a por dicho molusco que no dan tiempo a que críe de nuevo, debiendo tener que rebuscar muy difícilmente entre sus ranuras y sitios difíciles de llegar con los medios que disponían para recogerlo. El dispositivo más común era una pequeña horquilla de dos dientes cerrados y una vulgar pala de madera o hierro, aunque también solían llevar una poda de hoja ancha que usaban para recoger leña en el monte vecinal.

que luego las cubrían tapándolas con un paño húmedo. Al día siguiente, por la mañana, iban a Pontevedra, cargando en sus cabezas dicha patela, donde luego era vendida en la plaza de abastos por docenas. De esa forma, comían y también ganaban unas pesetas por ese duro trabajo que era mayormente hecho por las mujeres.

Los habitantes de Pontevedra les agradecían esa forma de llevarles algo de marisco aunque ya estaba cocido, pero en buenas condiciones higiénicas; lo que también les ayudaba a combatir el hambre que padecían en esa época.

Pasado los años difíciles de la escasez de alimentos, los vecinos de Combarro, sabiendo que aquella costumbre era una manera de ganarse un dinero, lo convirtieron en un negocio más. Hasta la década de 1960 se siguió vendiendo el molusco cocido en la plaza de Pontevedra.


Un día ciertos señores de la capital, conocedores de la riqueza del mejillón, que crece constantemente a lo largo de toda la ría, deciden probar un criadero de un modelo que habían traído de Barcelona, fondeando frente a la playa de la isla de Tambo dos bateas de madera. El resultado fue tan propicio y abundante que unos años mas tarde llegaron a estar fondeadas más de cincuenta bateas entre Tambo y Combarro. A raíz de este negocio, que también daba trabajo a las mujeres del pueblo, se fue perdiendo la costumbre de ir a las piedras a por mejillón. El de las bateas resultaba más limpio y grande. Era envasado en sacos de esparto de treinta kilos que se mandaban para la plaza de Pontevedra y también para las grandes ciudades.

Según se sabe; en el pueblo de Combarro ya extraían el mejillón de las rocas en el año 1800, para venderlo en la Vila. (Pontevedra)

jueves, 26 de marzo de 2009


BOU DE VARA. Arte de pesca de arrastre.

El Bou de vara, se conoce en el puerto de Combarro como Vedrines. Tiene 7 metros de largo.
En el año de 1958, a consecuencia de la cantidad de bateas mejilloneras que fueron poniendo por toda la zona de la ensenada de Combarro (Lodo) se descubre que abunda entre ellas la nécora, pues se estaba formando un gran criadero a travéz de sus cuerdas llenas de bivalvos.
Una familia de Redondela que residía en Combarro, conocedores de esa arte de pesca(la tenían en la ría de Vigo) pues en Combarro era desconocida. Prueban una red dando un resultado expléndido trabajando entre las bateas. Al saber de que la nécora de ese fondo era muy especial por su comida, pronto su fama llega a Madrid y Barcelona.
Sabedores de esa prosperidad, el comprador de mariscos de Sanxenxo Salvador Vidal, se preocupa de comprar la mejor para exportarla a toda España. Ello hizo que durante aquella década, los pescadores de Combarro que disponían de un barco a motor (racu) se hicieron a la mar con dicha arte, su resultado fué tan beneficioso que en un verano se dejó de pescar sardina por la ganancia que dejaba la nécora.
La flota llegó a ser de catorce barcos, qué durante las horas del día solían pescar un saco de nécora de talla superior.
La venta se hacía en la plaza de abastos de Pontevedra. Hoy está prohibido.

martes, 3 de marzo de 2009

Petroglifos en Vilar- Poio


Desde la antigüedad, (año 600) el coto de Poyo, ya estaba considerado como una zona evitada por gentes de la época. No sé exactamente hasta que fecha se puede deducir de que hubo gente viviendo en sus alrededores, sólo nos encontramos esas señas de sus pasos por algunas piedras de su montaña o sitios de peñascos.

Para que el pueblo de Combarro haya progresado muy distintamente, es de esperar que en sus laderas de montaña, hace mas de tres mil años, algunos habitantes conocían las tierras y costa que cercaba la zona desde Chancelas hasta Campelo.

Sí miramos desde Combarro, hacia el norte, a través de la montaña, nos encontramos con tres puntos de marcación de aquellas gentes que- se supone- fueron los que en un tiempo más tarde, sería los habitantes de Combarro.

Según algunos estudios arqueológicos, dice que en el pequeño montículo de Sividá, -a quinientos metros de Combarro- existió una aldea o Castro. Por ello, desde ese sitio mirando hacia el oeste, a trescientos metros de distancia, se encuentra en unas rocas, varias marcas de sus rudimentarios dibujos de petroglifos.


Hace dos años cuando se quemó la mayor parte de los montes de Poyo, un día descubro en la zona de Vilár, entre un pinar, en una gran roca, unas marcas de petroglifos de distintas formas. Círculos y pequeños pozos hechos en línea, formando un cuadrado. Mi curiosidad como historiador de Combarro, quise analizar cuidadosamente aquellas señales de unos habitantes que pudieron vivir en sus alrededores.

Hoy Vilár, es un grupo de casas que no pasa de diez y, se encuentra en la ladera del monte del Esperón. La tierra de mis abuelos maternos.

Dichas marcas me hicieron creer que, aquellos primeros pobladores de Vilár y Esperón, eran los que en una época, recorrían los caminos hasta llegar a Combarro, en busca de pescado, posiblemente – chocos y sollas-. Estos estarían en abundancia por toda la playa, desde Chousa hasta Campelo.

Suponiendo de que aquellas gentes al encontrar abundancia de comida en la costa y playas, podían decidir en vivir allí, al lado del mar, en la zona de —hoy la Rúa — que siglos después se formaría lo que conocemos como Combarro.

Esta serie de marcas de petroglifos y quizás algunos más que aún están por descubrir, nos dan ha entender, que fueron ellos los que poblaron esos montículos y progresaron a través de los siglos.

Al carecer de escritos no hay datos fiables, pero de Combarro se sabe que siempre fue un pueblo de pescadores y con esa gran playa llena de mariscos bivalvos, las suposiciones me resultan razonables.


miércoles, 18 de febrero de 2009

pinturas



Hórreo en el muelle de la Rúa, año 1950.
Pintura al óleo pintado en tela. Precio 90 €.

martes, 17 de febrero de 2009

Hórreos de constrans




Desde la antiguedad, se sabe de los hórres en Combarro, pero eran de" constrans".
Se trataba del modelo "primitivo" donde sus formas y materiales varían mucho. Aunque, la altura de sus pies es la misma, el tejado era de paja de centeno y se reponía cada dos años. Los costados sin esquinas eran hechos de varas de sauce entre cruzadas, formando un tejido compacto con ranuras por donde debía circular el aire.
La razón principal de que dichos hórreos los pusieran a lo largo del muro, a la orilla del mar, era porque les favorecía la humedad del agua salada. Al humedecer su interior y formár salinidad en lo que se guarda dentro, favorece a la conservación de los frutos y pescados salados .
En el año 1960, aún existían dos horreos de constrans; uno en Chousa y el otro en la Rualeira.
Cuando una familia disponía de dos hórreos, el que era de constrans, lo tenía para guardar frutas y semillas de centeno y maíz. Estos hórreos no solían tener cerradura en la puerta, pero ésta siempre debía estár cerrada.

viernes, 13 de febrero de 2009

As palleiras de Chousa



Este cuadro que pinté, refleja la vida de los pescadores en el puerto de Chousa "Combarro".
Está hecho a oleo sobre tela. Cuando era playa la zóna, los barcos solían atracar a dicho rincón formando una imagen única de contraste con los tres horreos que aún existen hoy. Precio 100 €

La pesca de bajura


Cuando se habla de Combarro es indispensable el nombrar las pescas y artes que en él abundaron a lo largo de los siglos.
Como en el mar abundan tipos de peces también se necesitan tipos de red.
Los escritos nos dicen que en el siglo VII el pueblo ya era de pescadores, pero es sobre el XIII cuando nombran las artes de sacadas y cercos. Lo que los marineros entendemos que se trata de la jábega y cerco de gareta.
Hace cuatro años, en mi investigación en la biblioteca del Museo de Pontevedra, encontré unos dibujos de un famoso escritor de la época, donde se ve claramente tres tipo de artes de pesca. La jábega, el cerco y el palangre de boyas. (pelágico )

Ello me hizo pensar que serían las redes que más eran empleadas por los pescadores en aquellos siglos, al carecer de otros conocimientos como hoy.
Ya los datos que se conocían en 1900 eran de que los aparejos que se tenían en el pueblo en esos años de 1600 eran jabega y boliche.
Pero a principios del siglo XX las gentes del pueblo ya hablaban de otras artes, como la rapeta, la piardera, el bou, la pesqueira, o el trasmallo. (este último a mí me resulta un tanto dudoso, porque no los hubo hasta los años 1980 )
Yo sólo recuerdo, en todo el ayuntamiento de Poyo, a un solo barco de motor en el puerto de Rajó que tenía el arte del trasmallo, en el cual sólo andaba su dueño a bordo.
Pero si hacemos caso a los comentarios de las gentes, a través de los años, encontramos que el cerco y trasmallo no eran originarios del pueblo. Más bien eran de Pontevedra,
pues al final de la guerra de España es cuando los armadores del pueblo montan la red de cerco traídas de la Moureira.

Unas redes de gran importancia era la pesqueira y la entallada. Ambas muy parecidas dentro de su trabajo, aunque la entallada podía tener un largo de mil metros y trabajar en ella más de veinte personas.
En 1910, las playas de Marín eran muy buenas para la pesca de la pesqueira que atrapaba las sollas en la red al bajar la marea. Lo mismo que le pasaba a la entallada que al quedar en seco atrapaba los mujes en la red, ensacados en los senos que formaba dicho paño vertical, levantado por enormes estacas clavadas cuando aún estaba la marea llena.

Combarro, al poseer la gran llanura de playa con la bajamar, se consideraba una zona muy importante para la pesca de la solla. Este era un pez muy sabroso y de carne blanca lo que era apreciada también por las personas enfermas a la hora de comer pescado.
El bou y la rapeta habían trabajado siempre en dichas playas, o sea desde la isla de las Ratas de Campelo, hasta la misma playa de Posardiña en Chousa. (hoy paseo de la cantera)


Cuando yo tenía catorce años, mis primeros trabajos de marinero era arrastrar por el bou, por todo el cantil de dicha playa. Entonces había cuatro chalanas del pueblo en las que dos personas de la familia trabajaban así para el sustento de su casa.
Por tanto, en 1960 era el bou, boliche, jábega, cerco, xeito, y piarderas las redes principales. En una minoría estaba el rastro del camarón; la gancha para la almeja, y la rapeta.

Vicente Pérez, en el bajo de su casa montando las redes actuales de betas, para su barco. Es el único en Combarro que monta las redes para los otros barcos del puerto, pues hoy ya no quedan rederos en el pueblo.

Los nuevos armadores y patrones no saben ni quieren aprender a atar o montar los aparejos para sus pesquerías, prefieren pagar antes de hacerlo.
Algunos amigos de Marín y Rajó le traen paños para montar redes de trasmallos y betas.
De nuestra generación quedamos, él y yo como rederos, con conocimientos de montar barios tipos de red; como boliches, bou, piarderas, xeito, etc etc. Los dos, a los catorce años, ya sabíamos atar las redes.
En nuestras familias, al tener embarcaciones de pesca, era obligatorio saber atar las redes.

El amor por el mar le ha llevado a coleccionar restos de conchas o piedras formando figuras marinas, todo tipo de nudos marinos y otros. Su almacén más bien semeja un pequeño museo del mar.
En las paredes, colgadas, se ven las artes en miniatura que él de muy buena gana quiso tenerlas como recuerdo de sus días jóvenes de mar en las playas de Combarro.

En el año 1965 estaba de moda el pequeño aparejo de arrastre llamado en el pueblo vedrines. ( En las leyes marinas está como bou de vara ) Esta arte era muy especial para la pesca de la nécora en la zona de las bateas de Combarro.
Después de unos años de estar dichas bateas por toda la zona de el Lodo, se forma un maravilloso criadero de nécora de gran calidad. Enseguida los grandes restaurantes lo saben y los pequeños armadores del pueblo preparan sus barcos montándole a bordo motores de la marca Pazó. Durante varios años fue este marisco la gran riqueza, casi más importante que la propia almeja para los hombres de Combarro. Se vendía en la plaza de abastos de Pontevedra con destino a Madrid, donde un comprador de la villa de Sangenjo, Vidal, era el que mejor pagaba la docena

Os Presento la verdadera historia de la isla de Tambo


Hoy el pueblo de Combarro resulta de lo más atractivo ante los ojos del viajero que llega a sus calles o plazas. Su historia es un tanto escasa de datos, lo mismo que la mayoría de los pueblos ribereños de entonces. Al suponer de que se trata de un pueblo de pescadores, hemos de creer en la historia que posiblemente ya en el siglo V el pueblo estaba reconocido como tal.

Según anotaciones del historiador Sarmiento: tenía el puerto en el año 1500 veinte embarcaciones matriculadas, donde trabajaban ciento cincuenta hombres. Siendo sus artes principales el cerco y sacadas (jábega y boliche).

Mirando hacia atrás entendemos que la vida del pueblo estaba enfocada en la pesca y en la agricultura. La pesca no producía lo suficiente en abundancia, como para vivir de sus ganancias, y por todo ello, los vecinos aprovechaban todos los rincones de tierra que consideraban productivos. Así un día también llegarían a la isla de Tambo.

Sus tierras de labradío eran de secano. Ello me hace pensar que en el siglo VII cuando aparece por primera vez el monje toledano, ( no es muy seguro su origen ) san Fructuoso que venía de Portugal, en sus misiones de evangelización por los pueblos ribereños, fundó el primero de los monasterios de Poyo. La novedad viene; que es este hombre, el que va a la isla a descansar y orar. Ocurre que en la isla encuentra a la imagen de Virgen de Gracia, en un alpendre, un tanto abandonado. La isla se encontraba en estado primitivo. Las gentes del pueblo por allí no iban o lo hacían muy poco. San Fructuoso no vivía solo, pues a la isla también le acompañaban algún que otro discípulo. Un día descubrieron en la punta del noroeste un yacimiento de agua dulce, que allí aún nace hoy, y trataron de encañarla para su uso. Es en uno de esos momentos, cuando ocurre el famoso milagro de que anda sobre las aguas y se produce su canonización, como santo.

La embarcación que llevaban se le marchaba de donde la tenían. Le dice Fructuoso a su compañero; voy a por ella. Poco después, el compañero vio como éste, para llegar a la embarcación, caminaba por encima de las aguas, o eso le pareció a él. La noticia del suceso corrió de boca en boca y la gente, desde entonces, lo trató como santo. A todo esto sabemos que aun en 1800, la zona desde la isla a la costa de Combarro que tiene sobre 700 metros, con la bajamar quedaba en seco. Por tanto me creo que cuando se alejó en busca de la barca, caminaba por la playa, ( Brensa ) la cual tendría una pulgada de agua de profundidad, en el momento.

Este dato es el que aparece como más antiguo sobre el Santo, referente al pueblo de Combarro. En el año 1100 es cuando aparecen ya datos en el Monasterio, de los habitantes del Puerto. Es a partir del año 1105 cuando doña Urraca y don Raimundo, siendo abad Fromarico, integran toda la zona al mandato del coto de Poyo.


En el año 1589 es cuando el pirata Drake, en sus correrías por Galicia, desembarca en Tambo y encuentra unos santos que los vecinos del pueblo de Combarro tenían. Los tira al mar y se marcha. Unos meses después, a unos marineros del pueblo, trabajando a la pesca en las cercanías de la playa, le vienen enganchadas en la red los Santos, pero muy deteriorados.

La Santa, que era la más importante en aquellos momentos, la trajeron para el Puerto y la entregaron a los responsables del pueblo.



Aquí aparece un dato curioso y es que: la Santa unos días después, observaron que estaba muy dañada por las aguas salinas y se estropeó. Mandaron hacer en Poyo dos de madera. Dicen que una se quedó en el monasterio y la otra en Combarro. Pocos años después volvieron los piratas a acercarse por la ría. Tomando precauciones, los vecinos del pueblo acordaron esconderla en una casa del Xuviño.

En la zona de Renda había una pequeña cabaña donde moraban ermitaños, entonces los de Xuviño creen que es el mejor sitio para reguardar la imagen y, deciden construir al lado de un regato un oratorio y, allí ponen a la imagen. Luego ocurre que, -según contaban los viejos- la santa, por las noches se escapaba para la casa del Xuviño donde antes estaba. Creyendo que hacía esos milagros, pues a la mañana siguiente volvían a ponerla en el oratorio; a si hasta que deciden levantar una ermita y ponerla en ella. Fundando la cofradía de Nuestra Señora de Renda. Corre el año de 1679.

A través de los años la imagen que estaba en Poyo desaparece, solo queda la de Renda.

A principios del siglo XX, como la imagen era algo pequeña, pues no pasa de los cincuenta centímetros de alto, deciden hacer una imagen mayor que, pondrían en le sitio de la otra. Hoy se encuentra una imagen de las características de la de Renda en la iglesia de san Bernardo. Se cree que es la autentica de aquella época.

La curiosidad me invade al escribir estos párrafos de la pequeña historia de mi pueblo. En el año 2004, un armador y amigo me cuenta que dos años antes, pescando, en su barco con los rastros, a las vieiras; un día en la zona de Morrazán, vinieron en estos unas balas de hierro de cañón antiguas. La sorpresa les cogió de lleno, pero no sería total. Realizaron otros lances por el mismo fondo y por dos veces recogieron unas monedas de bronce. En su anverso decía; Carlos Primero 1557.

Inocentemente no le dieron importancia. Cuando escuché el tema me quedé atónito. Nuestra ría tiene más historia de la que sabemos.



Sobre el” Puerto de Combarro”, como así era su propio nombre, en los años 1491, aparecen cartas de “hermandad” contra los “voureantes” de Pontevedra, que pretendían apoderarse del derecho de ventas y salazones de las pesquerías. La Moureira entonces era puerto de mucha importancia. Pues desde Leixoes hasta Santander era a Moureira , (Pontevedra ) el puerto de más ventas y tráfico de salazones. Venían de Levante los galeones cargados de sal, para mandar pescado salado en carros a Castilla.


Los marineros se hacían fuertes en sus dominios pesqueros, por ello a menudo tenían pleitos con otros puertos de la ría.


La vida en Tambo seguía siendo ermitaña. Antes, en 1241, según dice don Benito de Bouzas, él, juntamente con otros dos caballeros, se hicieron ermitaños en la isla de Tambo. Estos donaron ciertas heredades a Xuño Fernández y a su mujer Benita Dacosta, en el año de 1279.


En 1502 el abad de Poyo, Martín Azpeitia, visita Tambo y deja allí a dos ermitaños que se llaman Gregorio y Rodrigo.

En el siglo XVII era famosa la romería de Tambo, en honor a San Miguel. La fiesta la llaman “ dedicación de San Miguel”. Se celebra el 29 de Septiembre. “Algún año ha habido, en semejante día y sitio, gran función y conjunto de gentes” “ del monasterio de Poyo se llevan todo lo necesario para la misa”.

Los de Combarro tienen obligación de tener listo un barco para ir a la isla y volver.

Por ello eran varios los galeones que los armadores del Puerto ponían a disposición para llevar a las gentes y traerlas. Galeones con cuatro remos por banda, navegaban desde el muelle de la Rúa, hasta la playa de Tambo.

Podemos ver las casetas que la armada tiene por la zona, para guardar cosas y también bañarse sus familias cuando es verano. Es una playa muy rica, en ella abunda: almeja fina, babosa, berberecho, navaja y ostra.


Esta pequeña ensenada era aprovechada por los militares. Abrigada por los vientos del oeste, resultaba idóneo para fondear los buques. Así, en los años de 1950, se encontraban allí amarrados a unas grandes boyas, dos balsas de tiro al blanco, un buque carbonero que abastecía a Marín y también había estado antes de la fecha el buque de guerra Conde Benedicto, cuando lo dieron de baja en la armada naval.

Un poco más a la izquierda de la foto, está un pequeño muelle que, era donde atracaban las lanchas y remolcadores que se desplazaban desde la Escuela Naval para atender a las necesidades de los hombres y animales que en ella tenían.

Todos los días sobre la una del medio día, una lancha militar con una larga chimenea de metal brillante, la miraba llegar cuando, estando pescando con mi padre a las sardinas en la zona.

Le llevaban en unas gavetas la comida a los soldados que hacían la guardia en toda la isla. En un bidón cortado por la mitad, con dos asas llevaban la comida de los cerdos que allí criaban por la zona de la playa: algunas veces se miraban por ella caminado.