martes, 3 de noviembre de 2009

Los Berberechos



Combarro: Pueblo de marineros y de marisco.

Las playas de Combarro siempre fueron muy buenas para criar marisco. Berberecho, navaja y almeja. (Fina y babosa)
De Combarro hasta la costa de Campelo, la playa es baja y llana. Muy especial para el berberecho. Al bajar la marea queda en seco un espacio enorme, desde la propia costa. Pues dicho espacio de playa, era antaño recubierta por berberecho. Éste solía ser tan abundante que en ocasiones era molesto caminar descalzo. Cosa que, por otro lado; los jóvenes lo hacíamos a diario.
En la década de los años sesenta, recuerdo que fueron años de gran riqueza de berberecho en toda la playa.
Las gentes esperaban que llegase el día primero de octubre para que dejasen recoger dicho bivalvo.
Todas las familias del pueblo se preparan con rastros, rastrillos y chalanas (barcas de eslora inferior a cinco metros) para dedicarse al marisco durante el tiempo que duraba la abundancia.
La ganancia era única. Con ella, las gentes solían comprar ropas y muebles para sus casas. Normalmente, se esperaba a esa avalancha para hacerse con dichos inmuebles.
Quizás fueran las mujeres, las más atrevidas en aquella faena de labranza. Llenaban sacos y sacos de esparto, con los bivalvos, que iban dejando en la arena, de pie, en grupos de familias, para que no se las confundan con otras, durante el tiempo que duraba la bajamar.
Sabemos que cuando la marea esta baja, finalmente descasa sobre cuarenta minutos sin moverse. Luego empieza a subir ligeramente que ya no da tiempo para seguir rastrillando la arena.
Es en esos momentos cuando entra la desesperación en aquellas valientes mujeres que, cargando aquellos sacos de cincuenta kilos en sus espaldas, corren hasta donde están los compradores para vender su trabajo.
Allí, los compradores forman un monte en el suelo o vendiendo en el camión. En el caso del camión, una persona de cada grupo debe subir a su base para llenar las medidas del cajón que dispone. Medida de cincuenta kilos. Pero la realidad es que; de esos kilos van muchos más por fuera de la línea del cajón, para poder aceptar el comprador dicha medida. (Ganancia para este).
Dicho marisco, iba para las fábricas de Covelo (Poyo) y también para Villagarcia.
Era tan sabroso y limpio, que casi todos solíamos comerlos en cualquier momento de descanso, en la faena.
A raíz de haberse construido el muelle de Chousa, las corrientes fueron arrastrando la fina arena de toda la playa y con ella también el desove que iba formando aquel vergel cada año.
Hoy afectado por las malas aguas que el mar transporta por toda la ría, es casi nula la recuperación del berberecho en la zona.
La nostalgia nos queda a los que vivimos aquel mundo en años pasados, donde todas las gentes de pueblos y aldeas limítrofes, no se perdían esa cosecha tan deseada en ese día uno del mes de octubre de cada año.
En esos días, todos comíamos berberechos; crudos, cocidos o asados.